martes, 1 de noviembre de 2011

Ya no te puedes fiar de nadie


Dos sacerdotes decidieron ir a Niza de vacaciones.

Estaban determinados a tomar unas verdaderas, no usando nada que pudiera identificarlos como clérigos.

Tan pronto el avión aterrizó, se dirigieron a una tienda y adquirieron algunas bermudas, camisetas, sandalias y gafas de sol realmente llamativas.

A la mañana siguiente bajaron a la playa vestidos con su atuendo turístico.

Estaban sentados en sus hamacas de playa, bebiendo un coctel y disfrutando del sol y el paisaje, cuando una rubia despampanante, en topless pasó caminando junto a ellos que no pudieron evitar mirarla con admiración...

Al pasar frente a ellos, la rubia sonrió y dijo:

-"Buen día, Padre", "Buen día, Padre", saludando y dirigiéndose a cada uno individualmente al hacerlo.

Se quedaron atónitos. ¿Cómo diablos podía ella saber que eran sacerdotes?

Así que al día siguiente, de nuevo, se fueron de tiendas y compraron prendas aún más llamativas.

Y con su nuevo atuendo, se tumbaron en sus hamacas para disfrutar del sol.

Al rato, la misma rubia atractiva, en topless, volvió a pasar frente a ellos, y una vez más los saludó diciendo:

"Buen día, Padre", "Buen día, Padre" y comenzó a alejarse.

Uno de los clérigos no pudo evitarlo y dijo:

- "Un momento, señorita"

- "¿Si, Padre?"

- "Nosotros somos sacerdotes, orgullosos de serlo, pero debo saber cómo es posible que usted sepa ¿qué somos clérigos, vestidos como estamos?"

Ella replicó:

- "Padre, soy yo... ¡La Hermana Catalina!

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